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No es extraño que en tiempos de crisis cambien muchas de las percepciones que las personas tenemos sobre las cosas. Así como en tiempos de abundancia la percepción del riesgo desaparece, pese a que el riesgo real sigue latente, en tiempos de crisis se tiende a pasarse de rosca por el lado contrario. En estado de crisis nos volvemos esquizofrénicamente paranoicos, y todo nos parece un escándalo, un drama, o una afrenta similar a la de Corpes. Os dejo un regalo para, mitras leéis, ir pensando en si las SICAV son el diablo, si los diablos la han tomado con las sicav, o si cuatro políticos están utilizando las sicav para hacer diabluras.
Pues bien, como ya se veía venir, esta vez le ha tocado recibir a las Sociedades de Inversión de Capital Variable (SICAV).
¿Qué es un SICAV?
Para no liar demasiado la explicación diremos que un SICAV es una empresa que se dedica a tener valores cotizados regulados (acciones, bonos, divisas, fondos, otras sicav, fondos hedge, seguros de cambio, futuros sobre índices, acciones o materias primas, opciones,…). Las sicav están considerados como Instituciones de Inversión Colectica (IICs), ya que para ser constituidas se requieren un mínimo de 100 accionistas. Las IICs son aquellos vehículos de inversión que ponen en un “saco” el dinero de mucha gente, y lo invierten de manera que por muy pequeña que sea la aportación al fondo o a la sicav, se obtiene una parte alícuota de todos los valores de la cartera de inversión. Es decir, que si pongo 100 euros, y la cartera del fondo o sivac tiene el 2,6% de su patrimonio en acciones de Coca Cola (KO), eso querrá decir que tendré 2,6 euros en KO, y me beneficiaré de las subidas y bajadas de percio de la acción de KO, en base a mis 2,6 euros. El tema está que las acciones de KO valen unos 41 dólares, por lo que el fondo o la sicav me permite tener acceso a acciones de KO sin tener que comprar una acción, ya que la acción la compramos entre muchos. Es como hacer una Quiniela en grupo.
Las sicav tienen un régimen fiscal especial. Cuando compramos acciones (participación) de un sicav, y las vendemos con una plusvalía, cotizamos entre un 21% y un 28% de dicha plusvalía. Así pues, invertir en una sicav o invertir en acciones de Coca Cola es bien parecido. Lo que sucede es que mientras el dinero no salga de la sicav (no vender las acciones/participaciones) la tributación de las plusvalías es del 1%. Por ejemplo, si compramos acciones de una empresa a 100, y las vendemos a 150, la sicav pagará el 1% de 50 euros, es decir 0,5 euros. Esto no és lo mismo que invertir en una acción de una empresa, ya que con las acciones pagas lo mismo que con la sicav, pero si la empresa reparte dividendos, el inversor cotizará por dichos dividendos, mientras que la sicav no tributa y los acumula como plusvalía latente para el inversor.
Esto funciona exactamente igual que todos los fondos de inversión que aparecen en las tres últimas páginas de La Vanguardia, de gestoras de fondos de bancos y cajas (bueno, ya no). Estos fondos son los que todo ahorrador acaba comprando ya que al no repartir dividendos, no complica las declaraciones de la renta, aparte de no tributar por IRPF mientras se tiene el dinero invertido.
Qué quede claro, que tanto los fondos de inversión como las sicav, tributan en el impuesto de patrimonio y en el de donaciones y sucesiones.
¿Entonces, por qué existe esta animadversión hacia las sicav?
A mi juicio por dos motivos:
- Por el abuso que se hace de ellas.
- Por motivos ideológicos y de conflicto de clase.
1. Abuso
Las sicav (en España) son Instituciones de Inversión Colectiva, por lo que el número de accionistas debe superar los 100. Lo que ha pasado todos estos años es que un particular tenía dinero para invertir, y quería una gestión de su dinero personalizada y en la que pudiera tener opinión. Lo que hacían los bancos era crear una sicav en la que hubiera 100 partícipes. Lo que solía pasar era que 99 accionistas tenían una acción cada uno (conocidos como «Mariachis»), y un solo partícipe (el cliente) tenía todo el resto. Así pues, de jure cumplía la ley de los 100 partícipes, pero de facto era un solo accionista quién controlaba todas las acciones. Además, los bancos organizaban a los 99 entre sus empleados, dejándoles el dinero para comprar la acción, y dejando ellos una orden de venta firmada. Los empleados declaraban esa acción en su patrimonio y su renta, y pagaban impuestos (muy poquitos) por ello.
Claro, aquí existe un fraude de ley que el cuerpo de inspectores de hacienda ha denunciado repetidamente. Lo que pasa es que creo que los inspectores han hecho un gran caso de algo que tiene un substitutivo en los fondos de inversión normales (mutuales) y en los traspasos exentos entre fondos. Pese a todo, es una causa legítima para atacar a las sicav.
2. Ideología y conflicto de clases.
Los partidos de izquierdas han aprovechado el abuso para iniciar desde hace años una campaña contra las sicav. Creo que tienen razón en denunciar el tema de los 100 partícipes, aunque creo que es una pérdida de energías y tiempo, ya que si hay una alternativa tan parecida, la recaudación no sería tan cuantiosa. Pero recaudar no creo que sea el objetivo de Izquierda Unida, ERC, IC o Podemos. Este es el típico caso de tema que no interesa resolver. Los partidos políticos necesitan temas con los que cargar contra el adversario político, y resolverlos no les conviene. El fin de ETA ha dejado al PP sin una de sus cartas electorales. La independencia de Catalunya dejaría a ERC sin argumento existencial. Y eliminar las sicav dejaría a los partidos de izquierda sin argumentos que crean conflicto de clase, mostrando a los ricos como el principal problema de los pobres.
El argumento es tan obvio y tan atractivo, que hasta un exbanquero liberal como yo puede fácilmente elaborarlo en una servilleta de papel:
“Los ricos y poderosos han creado las sicav para seguir forrándose a costa de los trabajadores que pagan impuestos y a los que se les sube el IVA”
Es un argumento muy interesante, políticamente hablando. Lo que pasa es que lo que no se explica es lo que ha pagado el dinero que un empresario decide poner en su sicav. Veamos un ejemplo.
Empresario con Pyme, que tras repartirse dividendos decide acumular su dinero en una sicav.
- Beneficios empresa antes de impuestos = 5.000.000€
- Impuesto sociedades (25%) = 1.250.000€
- Neto = 3.750.000€ (decide pasar 750K a reservas, y 3.000K a dividendos)
- Dividendo = 3.000.000€
- Impuesto de la renta sobre dividendos (27%) = 810.000€
- Dinero para gastar o invertir = 2.190.000€
Lo invierte todo en la SICAV, que se aprecia un 20%, y luego vende todas las acciones.
- Ganancia 2.190.000€ * 20% = 438.000€
- Impuesto que paga la sicav (1%) = 4.380€
- Impuesto IRPF por plusvalía a la venta de la sicav = 433.620€ * 27% = 117.077€
- Lo que queda al final = 2.506.543€
Esto es lo que le queda a nuestro amigo empresario inversor, habiendo generado 5.000.000 € en ganancias empresariales y 438.000 € en ganancias financieras. Hacienda ha ingresado, sin contar el impuesto de patrimonio:
- Impuesto de Sociedades: 1.254.380€
- IRPF: 927.077€
- TOTAL ingresado hacienda: 2.181.457€
Así pues, salir a decir que las sicav paga una miseria sin poner en contexto lo que se paga en conjunto es un poco demagógico. Las sicav y los fondos de inversión son vehículos de acumulación de capital. Alguien podría argumentar que todo ese dinero no debería acumularse en manos de particulares, y debería pasar a manos públicas, pero entonces, las palabras “propiedad privada”, “expropiación” y “comunismo” empezarían a salir en la misma frase con más frecuencia.
El fraude no está en las sicav, ya que están correctamente reguladas. El fraude sería tener la sicav a través de un vehículo en un paraíso fiscal sin declarar. Eso es fraude, y no tener los ahorros en un fondo de inversión o sicav, que rinden cuantas trimestralmente a la CNMV y a hacienda.
Pero en esta crisis, y no digo que sea algo anormal, avivar el conflicto de clases vuelve a estar de moda. Lo que no nos damos cuenta es que lo que falta en España es oferta de empleo, es decir, puestos de trabajo. Falta crearlos, y falta evitar que se destruyan. Personalmente conozco seis casos de sicav que se han vendido para recapitalizar empresas familiares, cosa que, sin lugar a dudas, ha salvado puestos de trabajo.
Finalmente, hay que saber que las sicav tienen reglas de funcionamiento para promover la diversificación del riesgo, para evitar invertir en valores no regulados u opacos. Además, una sicav puede ganar mucho dinero si se invierte sabiamente, pero puede arruinarse completamente si se cometen errores (simetría entre pérdidas y ganancias).
Es muy frustrante ver la cantidad de problemas que hay en el estado español, y tener que escuchar opiniones abruptas, absolutamente desinformadas o que esconden parte de la verdad con fines políticos. Es simplemente alucinante que un parlamentario europeo tenga que dimitir por ahorrar su paga en un fondo de pensiones, que invierte en una sicav. ¿Dónde creen que invierte el dinero Fonditel, gestora de los fondos de pensiones de los empleados de Telefónica?
¿Qué hay que hacer una reforma fiscal en España para que todo el mundo pague lo justo y se incentiven actividades deseables? Sin duda. El problema que veo es que algunas medidas populistas como subir o bajar impuestos a ricos empresarios, puede hacer que la batalla a la corta, nos impida ver la guerra a la larga. La guerra es el empleo, y su creación debe estar impulsada por el sector privado productor de bienes y servicios. Si amigos, por esos empresarios que tienen sicav, y que con la actual fiscalidad y y rigidez laboral, les sale más a cuenta invertir el dinero en Coca Cola que en su empresa, creando empleo y PIB aquí.
Tanta demagogia nos conduce inexorablemente a degenerar la democracia en oclocracia, de la que hablaremos más adelante.