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Estas pasadas semanas he tenido el honor de ser invitado por la plataforma Multireferendum.cat , para debatir sobre si el Estado debe pagar la deuda que la ciudadanía considere ilegítima.

La pregunta venía promovida por la Plataforma de Auditoria Ciudadana de la Deuda (auditoriaciudadana.net), y por el partido político CUP. De buenas a primeras, lo que se me ocurrió preguntarme fue que de hecho había dos preguntas en una: 1) hay que pagar deudas ilegítimas? 2) Qué deudas son ilegítimas? La doble pregunta tiene sentido ya que de todas las deudas, hay que definir cuáles son ilegítimos antes de ponerlo a votación, ya que lo que para alguien es legítimo, para otro quizá no tanto.

Mi respuesta la enfoqué del siguiente modo: Las deudas ilegítimas NO hay que pagarlas, pero en el entorno en que nos movemos, no tengo elementos para juzgar si una deuda es legítima, o no. Además, he querido ser muy escrupuloso a la hora de no argumentar desde la «estrategia del miedo» (alarma sobre las consecuencias), pero me ha parecido que las propuestas de no pagar la deuda no venían acompañadas de un plan paliativo para las consecuencias que, incluso los ponentes reconocen.

Antes de pasar a argumentar, veamos de dónde viene esto de la deuda ilegítima. En 1927 el profesor de derecho Alexander N. Sack, definió las entonces llamadas “deudas odiosas” bajo las siguientes condiciones.

  • Endeudamiento sin permiso de los gobernados.
  • Endeudamiento sin beneficio para los gobernados
  • Conocimiento de los acreedores del incumplimiento de las premisas anteriores.

Esta definición recogía algunas prácticas de impagos acaecidas con anterioridad, especialmente el impago por parte de Cuba, de la deuda contraída bajo auspicio español, que sirvió para luchar contra EEUU (Guerra de Cuba), enviar dinero a España, e intentar reconquistar México (sueño húmedo ibérico). Sack también definió que para determinar el impago se debía organizar un tribunal internacional, en que las partes (acreedores y nuevo régimen) acudieran libremente, y en el cual, cada uno debía demostrar la legitimidad o ilegitimidad de la deuda. Evidentemente, presentarse voluntariamente a un tema como este, es lo que al bueno de Sack le criticaron todos los que le han seguido. De todos los que han escrito sobre el tema, Ernst Feilchenfeld añade el concepto más interesante. Feilchenfeld reconoce que toda la jurisprudencia costumbrista estaba basada en el hecho que los regímenes anteriores eran dictatoriales y despóticos, pero él encuadra el problema para lo que nos ocupa cuando define que, no es necesario que el gobierno sea despótico para generar una deuda ilegítima, abriendo la posibilidad que un régimen plenamente democrático incurra en un endeudamiento ilegítimo.

Bueno, basta de rollo, y centrémonos….

Intentaré argumentar porqué creo que declarar deuda ilegítima en el caso español o catalán no es muy probable,  sin demasiado orden ni demasiada preeminencia de un argumento sobre otro…

Falta de modelo

El problema de auditar la deuda española es que pese a que existe un problema de conexión legitimadora entre gobernados y gobernantes, no es muy probable que declarar ilegítima la deuda vaya a ser visto por los acreedores como un ejercicio justo, y sin embargo sea percibido como un “default” en toda regla. Además, si las reivindicaciones se visten con un marcado acento ideológico, entonces la probabilidad de ser aceptado el ejercicio como honesto, se reducen a casi cero.

Mis nuevos amigos de la PACD animan a la gente a ir a los ayuntamientos a pedir los presupuestos, las actas de los concursos públicos y hasta las liquidaciones de todos los gastos. No sé exactamente cuanta discrepancia pretenden encontrar, pero aun encontrando desviaciones, apuesto a que entre concursos mal otorgados, gastos sin justificar y errores de liquidación, no vayan a encontrar más de 50 millones de euros en toda España. Y cuando los hubiesen encontrado, seguiríamos sin un modelo que permitiese auditar las cuentas públicas de manera efectiva, eficiente, y lo más importante, preventiva.

Pongámoslo en otras palabras. La PACD necesita desarrollar un algoritmo (quizá tres) que con los datos históricos recientes de las cuentas municipales, autonómicas y estatales, se pudiera determinar un ránking de bondad en el gasto público. Esto es fundamental, ya que escuchando sus argumentos, uno llega a pensar que la deuda es la que porta la ilegitimidad, cuando de hecho, es el gasto que convierte en perverso el hecho endeudarse o de cobrar impuestos a la gente para luego malgastarlos. Mi hipótesis es que si se determinara un ránking de ciudades por su “índice de malgasto”, y éste se publicitara correctamente, se crearía un «mantra» de que el malgasto está mal visto. Las ciudades bien paradas harían propaganda de ello a costa de las peores. Los partidos políticos contarían si el de enfrente gasta peor que ellos, y con suerte, sería un arma política. Así se cambian las reglas del juego en el siglo XXI.

De todas maneras, medir y ordenar la “excelencia en gestión municipal” no sería ningún invento ya que ya existen ránkings y premios. También existen bastantes metodologías tanto a nivel español como europeo (http://www.femp.es/files/566-979-archivo/Modelos%20de%20Evaluaci%C3%B3n%20para%20la%20Administraci%C3%B3n%20Local%20v2.pdf). También existen índices de transparencia, que intentan prevenir la corrupción y fomentar la buena praxis como www.transparencia.org.es.

Para resumir y para hacerlo en los términos que utilizó Bill Clinton en su campaña contra Bush Sr,……… It’s the spending, stupid! (sin ánimo de ofender, claro!). Es el gasto que al no beneficiar al ciudadano hace que la deuda y por qué no, los impuestos, puedan considerarse ilegítimos.

Ejercicio retroactivo

Estoy de acuerdo que existe una diferencia (visceral) entre legalidad y legitimidad. Llevado algo más allá, entre legal y justo. Lo que pasa es que cuando se reclaman condenas o responsabilidades que se aplicarían por cometer ilegalidades, no se puede  tratar la legitimidad sin el mismo rigor con el que tratamos a la ley.

Me explico…

La justicia retroactiva es aquella que juzga un hecho, con una ley que no existía en el momento de que se cometiera el hecho. Existe en derecho (eso me dicen los que saben), un principio llamado de “no retroactividad”, que fomenta que los hechos se juzguen con la legalidad vigente, y que impide que si en el futura cambia la ley, se revisen casos del pasado. Por ejemplo, la derogación de la “Doctrina Parot”. El tribunal europeo de derechos humanos dice que la doctrina Parot (fraccionamiento de penas para hacer cumplir el máximo) no se podía aplicar a presos que hubieran sido condenados con anterioridad a la adopción de la doctrina.

En el caso del ejercicio propuesto en el Multireferéndum, lo que hay que preguntarse es si la ausencia de metodología clara para juzgar como ilegítima una deuda, que financia en la misma proporción el gasto sanitario que el militar, debería invalidar la equiparación de ilegitimidad con legalidad.

Resumiendo: Primero hay que determinar la naturaleza del hecho ilegítimo, formularlo correctamente, anunciarlo a gestores públicos y acreedores, y así servirá de salvaguarda para que las deudas futuras puedan llegar a ser consideradas ilegítimas en el momento de generarse.

Carga ideológica

Si algo pude percibir en los debates, charlas de pasillo o en la vivaz cena a la que acudí tras uno de los debates, es que los proponentes otorgaban a la deuda una carga ideológica que francamente no llego a ver. Los sumerios ya generaban una forma de endeudamiento hacia el 3.500 BC (Debt: The First 5.000 Years….http://libcom.org/files/__Debt__The_First_5_000_Years.pdf). Durante la Era Axial, donde se forma nuestra civilización también se endeudaban. Romanos, cartaginenses y griegos iban a la guerra a causa de la deuda. En la edad media la deuda definió la relación entre reinos, así como en la era post Wesfalia y post Vienna entre estados nación. La deuda es anterior al capitalismo, y fue anterior al mercantilismo, teniendo su origen en las sociedades agrarias (recursos entre cosechas). Así pues, la deuda es un factor importante en la crisis que nos azota, pero lo ha sido en todas las crisis de la historia pre-capitalista y capitalista.

Algunos tildan a la deuda como un instrumento neo liberal o Neo-con, pero la verdad es que la instrumentalización de la deuda para objetivos políticos y económicos no es patrimonio de los liberales o de la Escuela de Chicago. De hecho, la deuda era la gran diferencia entre los discípulos de Milton Friedman y las escuelas europeas y de Nueva Inglaterra (Ivy League). Éstas últimas pregonaban que el estado del bienestar debía sostenerse en años de déficit a costa de endeudarse. Por lo tanto, durante parte de los 70s y 80s, endeudarse era de socialdemócratas.

Así pues, pienso que darle ideología a la deuda es un ejercicio interesado que carece de base histórica, o al menos, deja abierta la puerta a ser rebatida con demasiados argumentos (flojea). Además, un ejercicio tan vital y con complicidades en todo el espectro político, no puede perder «clientela» por quererle dar un barniz ideológico (espero que no se haga intencionadamente).

Alternativas lúcidas, y otras no tanto…

Argumentando con mis nuevos amigos, hemos intentado poner orden a las ideas en torno a la banca y su regulación. Ha habido posturas de todo tipo, y algunas merecen estudio y reflexión. Las voy a listar sin demasiado orden:

  • Nacionalizar toda la banca privada.
  • Resucitar el Plan Chicago de 1936 para igualar el crédito a los depósitos, evitando en sistema de reserva bancaria fraccionada.
  • Cárcel para los malos gestores.
  • Regular más a los bancos. Escrutinio público….

A resucitar el Plan Chicago le dedicaré un post más adelante, que ya avanzo que puede dormir a las vacas, ya que será denso hasta decir basta. La nacionalización de toda la banca privada, aparte de regurgitar comunismo, me parece un ejercicio bastante “naif” tras haber visto el desastre que han organizado los poderes públicos en el sistema español de cajas, que en su origen eran una especie de bancos semi-públicos con fuerte arraigo territorial, para ofrecer crédito sectorial y personal a los que no pudieran ofrecer jugosas garantías.

Sobre la regulación bancaria, solamente lanzaré un “slogan”: Menos y mejor regulación!! La US Banking Act de 1933, aseguró la robustez del sistema bancario americano de manera eficaz y eficiente. Simplemente hacía que los bancos decidieran en qué negocio bancario querían vivir; banca comercial o banca de inversión. Además creó la Federal Depositary Insurance Corporation, que era el fondo de grantía de depósitos que conocemos aquí.

 

Mi voto argumentado: Hay que pagar la deuda que no pueda ser declarada ilegítima, por falta de una metodología clara, por ausencia del principio de no retroactividad, y por no tener un plan paliativo para las consecuencias de suspender pagos.

ergo, a pagar y a trabajar en un modelo de prevención que bien argumentado y bien presentado, pueda ser ley.

En fin, que queda mucho por mejorar de nuestro modelo. Digo mejorar y no cambiar, ya que el modelo de desarrollo que ha evolucionado hasta el que tenemos, ha sido un modelo creado a base de “prueba, error y ajuste”, y de libertad para enriquecerse o arruinarse de la manera que cada uno haya tenido a bien elegir.

Amigues i amics de Multireferendum:…… Good job!!