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Hoy toca un post breve. Como suizo (y europeo), voy a dejar mi opinión sobre el referéndum que obliga al parlamento a legislar en los tres próximos años sobre la reinstauración de cuotas de inmigración de países de la UE.
Los que vais a Suiza de vez en cuando, a visitar sus ciudades o a esquiar, debéis ser conscientes que gran parte de la Suiza profunda no tiene nada que ver con los zuriqueses, lausaneses o mucho menos con los ginebrinos. La Suiza de las montañas o de la planicie entre Alpes y Jura es muy especial. No es cosmopolita. No le gustan los cambios venidos de fuera de su cantón. De hecho, no le gusta el gobierno federal, y mucho menos oír hablar de la Unión Europea.
A esa Suiza profunda, que tampoco está cómoda con los poderes económicos y sobre todo financieros, y que cree que su pueblo o comuna debería decidir su estilo de vida, solamente tiene tres pilares que la unen a la Confederación Helvética: La bandera, el ejército, y la idea de independencia y libertad.
En los últimos años, la UE y los EEUU han metido mano a un sector que representaba en el año 2001, el 15% del PIB de Suiza: la Banca!! Los suizos tienen sus bancos cantonales para sus ahorros y sus pequeños negocios, y tienen los grandes bancos para las grandes cosas. Por ejemplo, Credit Suisse se fundó para financiar el túnel del Gottardo, que en 1856 era una maravilla de la ciencia. Para los suizos, la institución de la banca es un orgullo nacional a pesar de los banqueros de los dos grandes bancos. El suizo medio no tiene un amor especial a los grandes bancos, pero le llega que los EEUU y la UE están haciendo modificar la manera de trabajar de los bancos, en forma de desmontar el secreto bancario, y que eso hace que por primera vez de más de 150 años, los bancos echen a gente a la calle. Resumiendo: para el suizo no urbano, atenta contra una institución nacional muy importante para ellos, la banca (como en Cataluña, la lengua).
Digámoslo de otra manera: el pago por el oro nazi se digirió bastante bien en la opinión pública suiza, ya que el hecho de estar los nazis involucrados generó un sentimiento de vergüenza nacional. Sin embargo, esta vez creen que la culpa no es suya, y que las autoridades occidentales hacen pagar a Suiza su incapacidad de controlar la contribución de sus ciudadanos.
En el fondo, Suiza se está “pegando un tiro en el pie”, ya que Europa es su futuro. Pero la gente tiene reacciones viscerales a problemas enquistados, y si aparece alguien que sabe canalizar las frustraciones que generan dichos problemas, los referendos salen como salen. Suiza tiene un sistema muy democrático y que mucha gente admira, pero la democracia directa tiene estas cosas cuando los que votan se enfadan.
Finalmente, y esta es un apreciación personal, la UE tiene una manera muy curiosa de dar lecciones sobre ciertas cosas. En la UE hay libertad de mercaderías, hasta que a los agricultores franceses les apetece empezar a quemar camiones en la Junquera. En la UE se lucha contra los paraísos fiscales, pero tenemos a Gibraltar, Guernsey, Jersey, Isla de Man, Mónaco, Liechtenstein, Luxemburgo, Londres y el puerto de Rotterdam, sin que se oigan grandes voces en los pasillos de Bruselas o en las cancillerías de los Estados miembros. Queremos la libertad de movimientos de personas y trabajadores, pero siempre que sean de los
nuestros, ya que no nos preocupamos ni de los centros de internamiento de inmigrantes, ni de disparar balas de goma a los que entran nadando en la UE en Ceuta y Melilla.
En fin, que los suizos hoy tienen peor cara que anteayer, no solo porqué transmiten una imagen de aislacionistas, sino porqué además, la iniciativa viene de un partido de ultra derecha. Pero la de la UE, y no hablemos de la de EEUU, también tienen la cara muy embarrada.
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