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He intentado buscar por Internet el nuevo cálculo de las balanzas fiscales que propone el Ministro Montoro Romero. No las he encontrado, aunque seguramente será porque no he buscado bien. Pero de lo que ha trascendido, lo que está claro es que de los dos métodos tradicionalmente aceptados, el flujo monetario y la carga-beneficio, se va a dar más importancia al de carga-beneficio.
Para que nos entendamos, y para a los que todavía no os hayan bombardeado con las explicaciones, os hago un pequeño resumen:
Flujo monetario: Se calcula poniendo un contable en la frontera del territorio y se cuenta el dinero que sale y el dinero que entra. Con el resultado, se resta al dinero que ha entrado la parte que le toca soportar a ese territorio de la deuda contraída por el estado central. Para entendernos, lo recaudado, y como se ha repartido lo recaudado, sin tener en cuenta que el estado central tira de crédito (dinero no recaudado por impuestos).
Carga-beneficio: Se hace lo mismo que en el anterior, pero se considera como dinero que entra, gasto del estado central que se opina que no es justo que se distribuya en la región que se paga, ya que dicho gasto beneficia a todos los demás territorios y a sus habitantes.
Ya que parece que el método de carga-beneficio es el que se va a utilizar por el equipo de Ángel de la Fuente, veamos que ejemplos se han puesto para justificar dicha utilización. Digo justificar, ya que los dos métodos son correctos, aunque respondan a distintas preguntas.
Gasto de un caza-bombardero F-18 de la base de San Javier en Murcia: El equipo de Montoro esgrime que el gasto anual del mantenimiento y operación del caza-bombardero no se puede asignar a la Región de Murcia, ya que el beneficio de la protección que nos ofrece el caza-bombardero la disfrutamos todos los españoles. La única variable que hay que decidir es si el coste se asigna por número de habitantes a proteger, o por Km2 a defender, o incluso por kilómetros de frontera a fortalecer. Técnicamente es correcta, y ya avanzo que en el caso de que sea el método de frontera, sería muy divertido ver como el gasto de dicha defensa no se asignaría a la única CCAA sin fronteras (Madrid,…jejeje).
Sueldo de un Ministro: El estudio de A. de la Fuente también a esgrimido que la labor de un Ministro, pese a ser ejercida y remunerada en la capital, debe ser asignada acorde con la población de cada territorio.
Bueno, esto que parece un avance de la ciencia de las finanzas públicas ya está más que descubierto en el mundo de la economía real, es decir, en las empresas. A principios de los años 70, George Stabus de la escuela de Berkeley, que publicó su Activity Costing and Input-Output Accounting, en el que desarrolló los principios contables, que más tarde Burns y Kaplan formalizaron en el Activity Based Costing (ABC).
Conceptualmente era muy sencillo, los costes dejaban de ser fijos o variables, y pasaban a ser directos o indirectos. ¿Directos a qué? Pues a la actividad principal de las empresas manufactureras (originalmente), es decir, a sus productos. Así pues, la materia prima de caucho para hacer un neumático, la energía utilizada, el sueldo por unidad de los empleados involucrados en la fabricación, o la amortización de la máquina, son costes considerados como parte del proceso productivo, o directos al producto. Los costes indirectos, por su parte, son todos aquellos que no participan del proceso productivo. Por ejemplo, el sueldo del director general, las minutas de abogados de la empresa, las comidas del consejo de administración o la campaña de publicidad corporativa. Estos son gastos que no se pueden asignar al producto de manera directa. Para ello, se ha de diseñar una política de asignación de costes indirectos.
¿He dicho “política”? Pues sí. Aunque parezca mentira, para la contabilidad de costes, las empresas utilizan políticas de asignación de costes indirectos.
¿Y Hacienda que dice?
Nada!! A Hacienda le importa el resultado final de la empresa y que no se la haya timado por el camino. La contabilidad de costes (ABC,..) es un herramienta interna de gestión, para saber que cuesta cada producto, o cada unidad de negocio. Cada empresa asigna costes indirectos como le da la gana. Hay empresas que se gastan un fortuna para poder tener un modelo de costes lo más fiel posible a la realidad, y hay otras que lo hacen literalmente “ a capón”.
Pues bien, el método de la carga-beneficio es simplemente eso, una asignación de costes bastante científica, y más o menos seria, que da una realidad teórica en la que a cada ciudadano o territorio se le asigna un gasto que quizá ni recibe, ni se beneficia al igual que otros ciudadanos, y que quizá ni se realiza en su territorio.
AY mi madre!! A ver si esto es para que no se note que en este estado de las autonomías, las duplicidades se dan porqué la administración central del estado sigue aumentando el gasto, pese haber transferido gran parte de sus competencias a sus autonomías. Pues mira, si esto es el objetivo, el método de la carga-beneficio es el ideal para decirle a la gente que todo el gasto militar, el sueldo del Rey, las embajada de Roma, o si se ejecutan los avales a Sacyr o los del AVE entre Medinah y Mecca, son una transferencia a personas del estado, exactamente igual que lo era el “cheque bebé” de ZP (coño, que suerte!!).
En fin, que espero poder ver el “nuevo” Método De la Fuente, para poder opinar con más precisión. Mientras tanto, constato que en el tema de las balanzas fiscales, las partes interesadas están realizando preguntas distintas, y por eso obtienen resultados distintos, utilizando los distintos métodos que responden a sus preguntas. A saber:
Estado Español: ¿Cómo se asigna el gasto completo a cada ciudadano del Reino de España?
Soberanismo catalán: ¿Cuánto dinero tendríamos en el caso de ser independientes o recaudar el dinero nosotros?
En fin, como decía no sé quién: …Me alegra que me haga usted esta pregunta.