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En octubre de 2011 se lanzó en EEUU una iniciativa política llamada Wolf-PAC (www.wolf-pac.com), para promover una enmienda a la Constitución que ponga fin a las subvenciones privadas a los políticos. El 21 de enero de 2010, el caso de la Corte Suprema de EEUU número 558 U.S. 310 , Citizens United v. Federal Election Commission, dejó claro que el gobierno americano no podía impedir a empresas, asociaciones y sindicatos, financiar campañas electorales de cualquier tipo. Ahí empezó la vorágine financiadora. Esto no sería en si un problema si no se diera un dato demoledor: en EEUU, el candidato con más dinero, gana en el 94% de los casos. Da igual que sea una elección a la Casa Blanca, al Senado, al Congreso, a Gobernador, a Fiscal del Distrito o a Supervisor local; el que tiene más dinero, gana, sin importar lo que diga. (http://www.politifact.com/truth-o-meter/statements/2011/oct/17/occupy-wall-street/occupy-wall-street-protesters-sign-says-94-percent/)
No hace falta imaginar quién financia al lobby conservador Citizens United. Los hermanos Charles y David Koch, con intereses en el petróleo, la química, los fertilizantes, materias primeas y gas natural. El objetivo de los Koch y otros activistas billonarios conservadores es básicamente, desregular la economía, bajar impuestos y que el gobierno no gaste. Aquí no hace falta poner el adjetivo de “neo-con” ya que esto es demasiado antiguo para llamarle nuevo. Es legítimo querer algo, pero la democracia debería ir por mayorías, no por dinero.
La iniciativa Wolf-PAC, que aprovecha la fonética para denominarse “Manada de Lobos”, y decirle al poder que son muchos y van a por ellos, está intentando promover una enmienda sin pasar por el Congreso y el Senado. Hay una fórmula en el Artículo V de la Constitución americana llamada, Convención de Estados. La Constitución se puede cambiar si los parlamentos de 2/3 partes de los Estados proponen una Convención de Estados para discutir enmiendas a la Constitución, y luego lo aprueban 3/4 partes de los Estados. En este caso, ni el Congreso ni el Senado, tienen nada que hacer para impedirlo.
Todo este tinglado se organiza porqué una serie de liberales-progresistas, capitaneados por Cenk Uygur de la plataforma de noticias online The Young Turks, creen que los políticos han dejado de representar a los ciudadanos, para pasar a representar a los donantes y financiadores. Todo esto se basa en la existencia de lobbys y asociaciones, como Citizens United, que se pasan el día intentando influir en las leyes que aprueban en el Capitolio a base de mensajes en prensa y dinero.
Los lobbys son típicos de sistemas políticos complejos, en los que hay muchos actores y en que las decisiones están muy atomizadas. Por ejemplo, en Washington existen cientos de lobbys, ya que hay 535 personas, entre congresistas y senadores, a los que hay que convencer casi uno a uno, para que voten en un sentido u otro. Evidentemente existen directrices de partido y grupos de interés (negros, hispanos, mujeres,…), pero el trabajo para convencer a los políticos que escriban las leyes que los lobbys quieren es complejo. Es por ello que hay una industria de lobbys. Pasa algo similar en Bruselas. En la UE el problema es que hay 28 estados miembros en el Consejo, 766 parlamentarios y toda una Comisión Europea llena de políticos que no pueden volver a su país, ya que normalmente han perdido allí casi toda su credibilidad.
¿Y en España?
En España no se necesitan los lobbys. La herencia del régimen de Franco, y un miedo atroz a una regresión política durante la Transición hizo que se dotara a los partidos políticos de un poder y una fuerza inaudita. Todo lo que pasa en el país emana de ellos. Lo primero son las listas cerradas con leales y fieles “apretadores del botón de votar”. Luego se pasa a elegir al poder ejecutivo. También se elige al poder judicial, que aunque los jueces crean que son libres de aplicar la ley, existen suficientes instancias superiores politizadas para acotar el campo de juego de los jueces.
En España, existe un solo lobby. A mí me gusta llamar a este lobby “La Puerta del Sol”. La placa del Km 0 de las carreteras radiales en Madrid es la metáfora perfecta. Un enjambre de tentáculos que llevan al centro, donde todo ocurre y nada se escapa. No quiero que se confunda esto con la ciudad de Madrid y con los madrileños, que no tienen ninguna culpa. Ni mucho menos con la Plaza de La Puerta del Sol, dónde cada año se celebra el año nuevo con “Ramonchu” García y su capa española. Además, los más esotéricos pueden dejar volar sus mentes hacia una metáfora pseudo-masónica de una puerta hacia una luz reveladora de secretos muy secretos. En fin, lo que sea,…pero desde luego tiene su centro en la capital del Reino de España, y actúa de manera que los ciudadanos estén completamente al margen de todo, cargando de razones a movimientos desde el 15-M, la PAH, Nunca Mais, pasando por los movimientos tectónicos en Cataluña, hasta las facciones más reaccionarias de la ultraderecha como Democracia Nacional o Falange.
¿Cómo funciona?
La premisa básica para que solamente exista un ente que actúa de poder y de lobby a la vez, es que muy pocas personas tengan la capacidad de afectarlo todo. En ese caso son el presidente del Partido Popular y el secretario general del Partido Socialista Obrero Español. Estas dos personas pueden hacer lo que quieran, si se ponen de acuerdo. Al haber disciplina de partido (bajo amenaza de multa) en las votaciones representación popular (diputados), el orden establecido y cualquier norma se puede cambiar con una llamada telefónica. Un ejemplo sería la enmienda a la constitución pactada de manera fulminante durante el verano de 2011, para fijar el techo de déficit.
Pero el tema no acaba aquí. Existen tres grupos de empresas que forman parte de “La Puerta del Sol”: los bancos, las constructoras y los ex-monopolios estatales (Telefónica, eléctricas, compañías de gas, Iberia,…). Como se ve en la ilustración, los bancos financian al estado y a los partidos políticos. El tribunal de cuantas nos dice que en 2008, los partidos políticos debían 233 millones de euros a la banca. Es curioso que los partidos políticos se auditen por el tribunal de cuentas con 5 años de retraso (sospechoso). Además, el 54% de los 1.000 billones de deuda pública española se encuentran en manos de la banca. Este dinero proviene del Banco Central Europeo, que lo presta directamente a Estados, sino que presta a los bancos, para que éstos presten a los estados. Algo bastante ridículo, pero es más fácil quebrar un banco e ir a por sus ejecutivos, que tener que invadir un país para recuperar el dinero prestado por alemanes, holandeses y demás países que hace frío.
Y claro, uno se pregunta por qué los políticos tienen tantos problemas para regular la banca. No es que me guste la excesiva regulación, pero sí que se necesita una regulación mejor. Escasa, pero buena. Y es en los temas regulatorios dónde se alcanza lo más interesante de la connivencia entre poder e intereses: los ex monopolios regulados. Durante la segunda parte de la década de los 90, España privatizó gran parte de las empresas públicas (así conseguimos entrar en Europa). Las privatizaciones más sonadas fueron Telefónica (Internet más cara de Eruopa), Endesa, Repsol e Iberia. Estas compañías representan una parte importante del IBEX-35,
también del PIB nacional, pero lo más curioso es que son destino de políticos en retirada de la vida pública, que mantienen el carnet de los partidos que les han recomendado para el puesto. Por lo tanto, la probabilidad de que se legisle en contra de los intereses de dichas empresas, es baja o nula. Uno de los casos más divertidos es el llamado déficit tarifario. Las compañías eléctricas hacen unas inversiones y tienen unos costes de estructura. Para ello, cobran un precio por la electricidad. Hasta aquí todo bien. El caso es que España es uno de los países con la electricidad más cara para el público (gráfico barras azules horizontales), pese a que el gobierno, de los impuestos que pagamos y pagaremos, añade una partida para las eléctricas porque según dicen, no les llega con el precio que nos ofrecen. Es decir, no solamente pagamos la electricidad más cara de Europa, sino que además pagamos sobre coste vía impuestos. Qué grande!!
Lo más curioso es que para todo esto ni las eléctricas ni la banca necesita gastarse ni un solo Euro en hacer lobby. No necesita ni una sola aportación a ningún candidato, ni ninguna inversión territorial en busca de un voto. Simplemente sucede de la manera que ha de suceder.
Finalmente están los actores más graciosos de toda esta película: las constructoras. Éstas se dedican a financiar (de diversas e imaginativas formas) a los partidos políticos, en busca de contratos públicos de obra civil. Utilizan dinero de los bancos para financiarse, se dedican a subvencionar todas aquellas actividades que les hagan quedar bien (deporte, cultura, ong,…), y suelen tener a empresarios endeudados (single stock lending) hasta el cuello a la cabeza. Eso sí, con mucho glamour!
Como veis, las tesis de Daron Acemoglu en su libro “Why Nations Fail”, en el que una élite extractiva drena riqueza de las personas y las empresas, impidiendo el desarrollo y la libertad, toman en España un especial acento. En EEUU, la derecha y la izquierda se han encontrado en Wolf-PAC. Tanto los progresistas a la izquierda de Obama, como el Tea Party, están cansados de la corrupción permitida por Citizens United v. Federal Election Commission. En España parece que las acusaciones de corrupción moral y fraude democrático de lo que llamo la “Puerta de Sol” (estado, banca, ex monopolios y construcción), vienen también de los dos extremos. En este caso, seguramente sería de las pocas cosas en la que Ada Colau y Eduardo García-Serrano podrían ponerse de acuerdo (en nada más).
¿Y en Cataluña qué?
Pues aquí, los escándalos del Palau, Pretoria, las ITV, la deuda del PSC con La Caixa, las escuchas de Alicia Sánchez-Camacho, la fundación de Ciudadanos y algún caso más no dejan mucho margen a la duda. Digamos que el esquema de “La Puerta del Sol” se podría repetir aquí con un “Portal de l’Àngel”. Tenemos al gran financiador (La Caixa) y a los exmonopolios (Agbar, Abertis y Gas Natural). Posiblemente, el tejido empresarial catalán, que siempre ha desconfiado de los políticos, pese haberse prestado a su juego, pudiera salvar la situación, pero hasta esto me parece un sueño. También es cierto que como el movimiento independentista es realmente de base, quizá existe alguna fórmula para que, en caso de nacer un nuevo Estado, se establecieran las salvaguardas democráticas para evitar un “Portal de l’Àngel”.
Recomiendo seguir a los colegas de Wolf-PAC. La van a liar parda!! Lástima que en España esto sea imposible, no solo para Cataluña, sino para cualquier cosa, ya seas de derechas, de izquierdas o quieras la independencia de Huelva!!