La opinión generalizada es que los políticos están alejados de la sociedad (oh, sorpresa!). Yo lo pondría de otra manera:
En España, el sistema político está diseñado para estar alejado de la sociedad.
Lo más grave es que tenemos la mejor versión de la infame frase del Despotismo Ilustrado del siglo XVIII, “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Digamos que fue una doctrina preventiva contra el advenimiento del republicanismo basado en el poder del pueblo y en el sufragio universal (una persona=un voto). Poner al pueblo en el centro del interés del poder suena estupendamente bien, pero negarle por otra parte la participación en dicho poder, es simplemente una protección de la élite gobernante.
Afortunadamente, insignes republicanistas fueron tomando prestada la frase para, tras modificarla, ponerla al servicio de la participación del pueblo. De las 276 palabras del discurdo de Gettysburg de Abraham Lincoln, ningunas sonaron tan prometedoras como “…and that government of the people, by the people, for the people, shall not perish from the earth.” (El gobierno del pueblo, formado por el pueblo, para el pueblo..).
Sin movernos del republicanismo norteamericano, uno de los inspiradores del sistema político de EEUU, Thomas Paine, condensó en su libro Common Sense de 1776 las ideas que finiquitaron la cuestión monarquica en EEUU, dando paso a la representación popular. Paine describe como los parlamentarios han de volver a su circunsripión electoral de vez en cuando a ser reeligidos por aquellos a los que representan. Y no solamente a ser reeligidos, sinó también a escuchar sus inquietudes. Es más, Thomas Paine advierte que los representantes no pueden pasar demasiado tiempo alejados de su gente, ya que de ser así, corren el riesgo de dejar de ser uno de ellos, y por lo tanto, dejar de representar sus intereses.
“and that the elected might never form to themselves an interest separate from the electors, prudence will point out the propriety of having elections often; because as the elected might by that means return and mix again with the general body of the electors in a few months, their fidelity to the public will be secured by the prudente reflection of not making a rod for themselves. And as this frequent interchange will establish a common interest with every part of the community, they will mutually and naturally support each other, and on this (not on the unmeaning name of king) depends the strength of government, and the happiness of the governed.” – Thomas Paine, Commmon Sense 1776
Uno de los grandes problemas que ya en 1776 vio Paine, es que los representates de diferentes comunidades pudiran establecer relaciones entre ellos que pudieran pesar más en sus decisiones que los intereses de sus representados.
El caso España..
En España vamos a votar cada 4 años a un partido poítico, con un lista de diputados elegidos por el propio partido. Estos elegidos lo son en la medida que siguen las directrices del partido. La obediencia y la lealtad son la moneda de curso en la política española. La representación de los ciudadanos, no lo es. Estos dipudados, representan a un partido, y no a unos ciudadanos. Por ejemplo, siempre oímos la frase “el diputado del PSOE o la diputada del PP”, en vez de el diputado por tal provincia o tal barrio. Los que deberían representar al pueblo, en verdad representan y obedecen a su partido político. Así pues, la retórica política y todo el juego de poder que se genera está enfocado a desacreditar y menoscabar al partido oponente.
Esto que genera…
- Que no haya manera de encontrar a un diputado que te represente, al cual poder dirigirte para solucionar un problema. Esto solamente deja espacio a las I.L.P (iniciativa legislativa popular) que son inviables, ya que el congreso las ha de admitir a trámite (no lo hacen casi nunca) y para conseguir 150.000 firmas hay que rozar la demagogia.
- Que las ideas políticas queden escondidas detrás del ataque permanente al adversario. Es más, cuando se quiere contrarrestar una idea política, lo que se suele
hacer es atacar a los que la promueven, más que a la idea en si.
- Que los ciudadanos tengan dificultades en castigar la corrupción. Si un diputado elegido directamente por los ciudadanos es corrupto, no se le vota. Pero si el partido lo pone en las listas, sucede el siguiente razonamiento: “hombre, no voy a votar a ‘los otros’, por una manzana podrida en el partido con el que siempre he ido”.
- Que cuando se votan las leyes que nos afectan, veamos a unos pocos líderes parlamentarios levantando la mano para señalar el sentido del voto. Es decir: 4 manos representan a casi 346 diputados que, teóricamente, nos representan.
El sistema parlamentario tiene debilidades democráticas importantes, que deberían ser reconocidas y explicitadas. La política española, y lamentablemente la catalana también, hacen un defensa hasta las últimas consecuencias de este sistema. Un sistema que convierte a los partidos políticos en la nueva aristocracia del siglo XX y XXI. La monarquía está finiquitada como concepto, por mucho que tengamos un jefe de misión diplomática con corona, pero el sistema de partidos español es un peligro para la democracia en España.
Ya que ahora se ha creado el Consell de Transició Nacional, para proyectar las nuevas estructuras de un eventual estado catalán, hagamos un poco de carta a los reyes:
Poder ejecutivo
- Elección de President de Catalunya con voto popular, a doble vuelta.
- Nominación del consejo ejecutivo (Govern) con ratificación del Senado.
- Ejecución de la política y la representación.
- Veto de leyes.
Poder legislativo – sistema bicameral compensado
- Cámara baja (Parlament) elegida por representación directa por circunscripciones, a
doble vuelta. Un diputado representa a toda la circunscripción.
- Cámara alta (Senat) elegida por los Consells de Vagueries o Camarcals (según se decida la ordenación territorial, y por la sociedad civil (asociacions, clubs,etc..) de cada territorio. Dos por territorio (uno cada estamento), sin adscripción a partidos políticos, con estudios superiores y residentes en el territorio.
- La cámara baja legisla las leyes para el pueblo, la cámara alta las del estado. La cámara alta puede vetar leyes con mayoría reforzada.
- La cámara baja aprobaría el presupuesto, consensuado con el ejecutivo.
Poder judicial
- Tribunal supremo propuesto por el President y ratificado por el senado. % miembros, mandatos de 10 años, cada dos años se cambia un miembro.
En resumen, los diputados han de representar a la gente. Los partidos políticos deberían ser los think tanks de ideas. Evidentemente colocarían a su gente en candidaturas, pero sería el pueblo el que finalmente tendría el poder de mandarlos a que les represente. El concepto del “consentimiento de los gobernados” hay que honrarlo cada día, sino, la democracia se esfuma.