Si hay un programa realmente interesante en la TV pública en estos últimos tiempos, ese es sin duda Sigulars de TV3, presentado por Jaume Barberà. Admiro profundamente la valentía con la que se afrontan los temas que la corrientebarbera 2 principal de la prensa (main-stream media) no sabe o no se atreve a poner encima de la mesa. Digo “no sabe”, porqué a veces tengo la sensación que la mayoría de los periodistas no saben exactamente de qué hablan, sobre todo cuando se trata de economía, mercados y política económica. Pero el bueno de Barberà consigue dar un púlpito a personajes medianamente conocidos por el gran público, pero que aportan mucho valor con sus explicaciones. El próximo programa tratará el tema de las “élites extractivas” de la política española, con Cesar Molinas, autor de un interesante artículo sobre el tema en El País de 12/09/2012 siguiendo los postulados de los economistas Daron Acemoglu (MIT) y Jim Robinson (Harvard), y del que recientemente me refrescó la memoria mi amigo Sal Atxondo.

El tema de una élite dominante, al que Jaume dedica una parte significativa de sus twitts, es un asunto que hace unos años que se comenta bastante. No sé si fue labilderberg irrupción del libro El Club Bilderberg de Daniel Estulin, o la publicación de El Código daVinci con el asunto del Priorato de Sion, o la película Zeitgeist de Peter Joseph,  pero la idea de una élite que gobierne los designios de los demás atrae y repugna en igual medida. Incluso los personajes más pintorescos de la defensa de posesión de armas en EEUU, como Alex Jones, hablan de un gobierno mundial en la sombra que domina todo y que se beneficia de todos. Lo que más me sorprende de todas estas teorías es que la extrema derecha y la extrema izquierda coinciden en sus argumentos. Resumiendo, que en esto coinciden, una okupa del barrio de Gràcia con un libertario neonazi, anti-gay y amante de las armas de Oklahoma. Curioso….

Pero teorías aparte, lo que es incontestable es que en España existe un problema muy serio en la clase dirigente, no sólo en la política, sino en las grandes empresas privatizadas o reguladas. Las mayores empresas de España tienen una relación con el estado muy peligrosa, ya que o pertenecían al estado y el estado todavía influye en ellas, o están completamente reguladas por organismos estatales en sus palancas fundamentales del negocio (lo que les hace ingresar dinero). De las 14 empresas más grandes del Ibex 35, solamente Inditex es independiente. Las demás, tienen tanta relación con lo público (regulación y cargos) que es imposible no sospechar que hay un connivencia mutua. Sobre todo por el hecho de que el sistema electoral español de listas cerradas, impide que se regeneren los partidos.

El analista político turco-americano Cenk Uygur de “The Young Turks”, tiene la tesis que más representa lo que pienso. No cree en conspiraciones planetarias, pero denuncia que el dinero de las grandes empresas influye en las elecciones de cada uno de los congresistas y senadores de EEUU a través de las donaciones a partidos políticos y de los lobbies de presión. En 3 de cada 4 elecciones al Congreso o al Senado americano, el candidato con más financiación, gana.

En España es al revés, la financiación de los partidos es pública, pero los cargos se deciden en un despacho de Génova o Ferraz. No solamente los cargos públicos. Los presidentes de la mayoría de las compañías privatizadas o de gestión pública (9 de las 15 top del Ibex), necesitan aprobación tácita de los políticos te turno. Yaguirre. rajoy. pizarro así en los ámbitos más importantes de la vida pública: diputados, senadores, tribunal supremo, tribunal de cuentas, tribunal constitucional, y finalmente, presidente. El presidente del gobierno no lo eligen los ciudadanos, lo eligen dos partidos, ya que pongan a quién pongan, tanto el presidente del PP como el Secretario general del PSOE,  si aguantan en el cargo el suficiente tiempo, llegarán a ser presidentes. El ejemplo son Aznar, Zapatero y Rajoy. Resumiendo, en EEUU es el dinero y en España el amiguismo y el trapicheo, camuflados de lealtad.

Ya no pido que se abran las listas, que honestamente, no sirve para nada. Ya entiendo que haría falta un terremoto para que se definieran distritos electorales y cada diputado fuera elegido directamente por los residentes en su distrito. ¿Pero es que ni para quedar bien son capaces nuestros políticos de poner algunas normas que eviten tanto la sospecha como la posibilidad de prevaricar, defraudar o robar?

Ejemplos sin haber pensado demasiado:

  • Prohibición de trabajar en una empresa regulada durante 5 años, tras haber tenido un cargo importante en la administración (diputado, ministro, secretaría de estado, dirección general,…).
  • Prohibición de militar en un partido político para pertenecer a un consejo de administración de una empresa regulada o que su ingreso proveniente del gasto público supere el 50% de los ingresos de la compañía (eléctricas, energía, bancos, constructoras,…).
  • Prohibición de las acciones de oro del gobierno (caso más escandaloso: Opa Gas Natural Endesa).
  • Etc…

La gran metáfora de todo esto es la gran película de Berlanga, “La Escopeta Nacional”.escopeta_nacional En ella, cuando sustituyen al ministro que interpreta Antonio Ferrandis, al que el empresario catalán Canivell va a vender sus porteros electrónicos automáticos, uno de los personajes (Bermejo) le dice:

“bueno, bueno,…..no dramaticemos, seguramente te darán un consejo de un banco,….una embajada,….una delegación del gobierno,….algo caerá, digo yo.”

Algo caerá?….Efectivamente, la cara de vergüenza!!