Al leer la noticia de que la Reserva Federal de Estados Unidos va a mantener los tipos de interés cercanos al 0%, mientras el paro no baje del 6,5% (http://economia.elpais.com/economia/2012/12/12/actualidad/1355333583_612503.html), me han venido a la memoria lecturas de mi etapa de estudiante sobre el empleo, los tipos de interés y la inflación. También he recordado una de las realidades más paradójicas del mundo occidental. Los autores de la política económica del mundo occidental, tienen un secreto muy bien guardado: ¡Odian el pleno empleo!
Sí, amigos, la economía de libre mercado tiene esta tara congénita. Aunque pueda parecer increíble, es cierto y la explicación es la siguiente: si todo el mundo trabajara, no habría una reserva de factor trabajo (parados) que evitara una subida masiva de salarios, que provocaría una presión sobre los precio vía consumo, que causaría inflación. Si todo el mundo estuviera empleado y la demanda de productos y servicios aumentara, no habría trabajadores adicionales para incorporar a las empresas y habría que empezar a pagar más a trabajadores para que se cambiaran de empresa. Esa rotación causaría la inflación de salarios (similar a las estrellas de futbol).
En el fondo, el problema es la inflación. La inflación, por mucho que se escriba sobre ella, es aquello que hace que tu billete de 20 Euros, cada vez tenga menos poder de compra. No es cuestión de extenderse sobre la inflación, ya que sus efectos negativos para la economía son evidentes, pero sí que es necesario recalcar que los actores y autores de la política económica la temen mucho. Las hiperinflaciones de Alemania en los años 20, en Latinoamérica en los años 80, y en el mundo occidental (sin ser hiper-) durante los años 70, han dejado una mancha cerebral que hace que en los estatutos de todos los bancos centrales de occidente, la lucha contra la inflación esté marcada a fuego.
Así pues, los economistas liberales (Milton Friedman & The Chicago Boys) acuñaron un término terrible. La NAIRU o Non Accelerating Inflation Rate of Unemployment. Es la tasa de paro que no acelera la inflación. Se trata de averiguar cuál es el nivel óptimo de paro que paro para evitar la inflación. Una vez determinado, en caso de acercarse, se toman medidas para enfriar la economía, evitando la creación de nuevos empleos, y así finalmente evitando la aparición de la inflación a causa de lo comentado más arriba.
Para limpiar la conciencia colectiva, hay dos premisas que a mi juicio subyacen bajo esta manera de evitar el pleno empleo, y que lamentablemente han dejado de cumplirse:
- Que los parados rotan, y aunque haya un nivel de paro NAIRU, la gente va trabajando y no queda excluida de la sociedad.
- Que el factor trabajo tiene una relación constante con el PIB, lo que quiere decir que para generar una unidad de PIB hay poner siempre la misma cantidad de trabajo (horas-hombre).
Lo primero ha dejado de ser verdad y además es un drama social, ya que la tasa de paro de larga duración ha aumentado dramáticamente. Los parados de largo plazo son aquellos que hace más de un determinado número de semanas que no trabajan. En EEUU, la frontera de parado de larga duración es de 27 semanas (medio año), y en las pasadas crisis era de entre 1,4% y 2,6%. En esta, se sitúa por encima del 4,5%. Eso quiere decir que la mitad de los parados americanos son de larga duración. Mala cosa. En España es peor, más del 40% de los parados españoles supera el año de duración, y el 65% más de tres meses.
La segunda premisa no es para ningún titular de sección de economía, pero es más grave a largo plazo. Significa que para que la economía crezca, cada vez se necesitan menos personas. En el Global 2000 Report to the President (http://www.geraldbarney.com/G2000Page.html), que Jimmy Carter encargó realizar en 1977, ya se decía que la mano de obra estaba dejando de ser un factor representativo del crecimiento económico. En el gráfico se ve la relación entre las rentas del trabajo (WASCUR) y el PIB americano desde los años 60. Se decía también que pese a que la población de la tierra crecería exponencialmente, un porcentaje cada vez menor de la población participaría del crecimiento económico.
El resultado de todo esto, y lo diré intentando no herir sensibilidades, es que en las economías desarrolladas y poco competitivas (p.e. España) tendemos a un paro estructural creciente, con cada vez más porcentaje de parados de larga duración, y todo ello, con una economía que puede seguir creciendo.
¿Hay salida?
Sí, pero será muy duro de ejecutar, aceptar y digerir…
Lo curioso de todo esto es que durante la gran expansión económica 1986-2007, el pleno empleo no ha sido del todo deseable. Y no es culpa de nadie. En la economía también mandan fuerzas muy parecidas a las de la naturaleza, en las que los excesos se corrigen bruscamente. Al fin y al cabo, la economía está hecha de personas…