Existe en el ámbito de la gestión empresarial un eufemismo que intenta justificar/explicar las políticas de despidos causadas por el exceso de factor trabajo. Se conoce como RIGHTSIZING. Es simplemente buscar el nivel óptimo en el que se maximiza la relación entre el factor trabajo y el beneficio. Es el punto en el que si se añade un trabajador más, la rentabilidad marginal decrece. Se busca el “tamaño bueno” o “rightsize”.
Gary Becker, premio Nobel de Economía en 1992 gracias a sus aportaciones en el campo de la micro-economía aplicada a campos como el comportamiento humano y otros, ha dicho recientemente que los estados pequeños tiene más capacidad para ser competitivos que los grandes (http://ow.ly/fY5RZ). En un contexto de eventuales rupturas de estados en otros más pequeños, las economías pequeñas son más fáciles de adaptar a las crisis que las grandes. Su comentario se basa en un premisa fundamental, el libre comercio.
Los opinadores de la «Corte del Gran Madrid», sostienen en sus artículos, tertulias y entrevistas, que Cataluña pasaría un terrible proceso de empobrecimiento si se desligara del resto de España. Uno de sus argumentos es que España ha sido, y es, un mercado cautivo para las empresas catalanas, y que caso de producirse la independencia se pondrían aranceles a los productos catalanes para entrar en España y por ende, en la Unión Europea. La verdad es que es muy lícito pretender aislar a una economía que ya pertenece a la UE, pero eso sería ir contra los 18 años de libre comercio que la conclusión de la Ronda Uruguay del GATT nos ha brindado (y por muchos años que dure).
No hace falta ser un acreditado economista para entender que una economía equilibrada como la catalana, que además no goza de las ventajas de tener una capital de estado, pierde potencial a causa de estar dentro de España, transfiriendo riqueza por encima del 8% de su PIB, siempre y cuando se siguiera vendiendo la producción (esto es lo del boicot, y todo eso…). Las afirmaciones de Becker, que van en la dirección de llevar a los estados a su “rightsize”, nos dicen que en un escenario de libre comercio, ser grande no es garantía de progreso y bienestar futuro.
Lo más curioso de todo esto, es que cuando se saca el tema de un tamaño óptimo de estado, los opinadores de «l’Ordre del 1714» sacan los ejemplos de Suiza, Dinamarca y Noruega, mientras que los de la «Corte del Gran Madrid» sacan, los de Kosovo, Montenegro o Eslovenia. No creo que Cataluña, con Barcelona incrustada en ella, sea nada parecido a Kosovo o a Eslovenia.
Quizá tampoco sea 100% comparable a Suiza, pero ya que un servidor nació a orillas del lago Leman, veamos algunas cosas interesantes:
Según la UGT, en Cataluña de han destruido desde 2007, medio millón de puestos de trabajo. ¡Sí amigos, 500 mil sobre una población de 7,5 millones! Suiza, por su parte, tiene una población de unos 8 millones de habitantes. ¿Qué ha pasado con el empleo durante la crisis?
¡Suiza ha creado 385 mil puestos de trabajo durante la crisis! Aquí es importante apuntar que el Franco suizo se ha apreciado frente al Euro un 37% en los últimos 5 años, lo que quiere decir que el mismo producto fabricado en Suiza, al cambio, sale 37% más caro que hace 5 años. Esto obviamente, ha sido malo (en teoría) para las exportaciones suizas.
Alguien puede argumentar que para aguantar la crisis mundial, Suiza ha moderado los salarios para poder competir con el resto del mundo. Bueno, no se si han intervenido, pero aquí hay una comparativa entre Suiza, España y Cataluña que nos da una pista de como se paga el factor trabajo en cada lugar.
La respuesta a todo esto es muy sencilla. Se llama productividad. Se llama políticas fiscales orientadas a hacer las empresas más competitivas y generadoras de empleo. También se llama política monetaria que ha hecho que el Banco Nacional de Suiza haya intervenido el Franco Suizo para que no baje (suba) de 1,2 frente al Euro. Y todo esto, en la peor crisis global desde la recesión de los años 30, y con una de las industrias principales del país, la banca (13% del PIB), en una crisis de modelo que la ha llevado a cambiar su esencia para siempre (otro día hablaré de la banca suiza).
Cataluña seguramente no es comparable a Suiza, pero con los datos en la mano es obligado preguntarse sobre la conveniencia de tener el tamaño correcto de estado. Hay que preguntarse sobre si los estados grandes e ineficientes tienen futuro. Hay que empezarse a preguntar sobre si pagar impuestos en un estado ineficiente por naturaleza es inteligente. Hay que empezar a buscar el “rightsize” de nuestra economía, y como da la casualidad que resido en Barcelona, pues el tamaño que me ofrece Cataluña me parece el correcto.
PS: Y si la Vall d’Aran no se suma, pues no pasará nada mientras no pongan un peaje no competitivo en el túnel de Vielha, que entonces la gente irá a esquiar a la Cerdanya o a Francia. Simply simple economics!!