Dice mi admirado periodista, Jaume Barberà, que los inversores institucionales y los «traders» de los bancos de inversión son una colección de jugadores de póker con trastornos ludópatas graves.

20121208-124124.jpgNo lo se. Yo creo que intenta hacer entender al público neófito en finanzas que todos ellos hacen apuestas con dinero, más o menos científicas, más o menos aventureras, y que deberían tener más cuidado. Habíendome dedicado a ese trabajo durante una cuarta parte de mi vida, creo que la actitud ante las inversiones tiene mucho de actitud ante la vida, y la parte de las apuestas, mucho de póker.

Hablando de póker, uno de los mejor jugadores de la historia, Puggy Pearson, campeón de las series mundiales de póker de 1973, decía que podía ganar a cualquiera, en cualquier juego, en cualquier lugar. Tenía tres reglas básicas:

1- Conoce las probabilidades de tu próxima apuesta.
2- Gestiona tu capital.
3- Conócete a ti mismo.

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Tras las elecciones del 25-N, me pregunto si el President se hizo las preguntas de Puggy Pearson antes de apostar. No me refiero a sus posibilidades, sino
a las del país.

Creo que se midieron mal las probabilidades de tener éxito en el corto plazo. Daba la sensación que una serie de preguntas sobre la viabilidad del proceso ( pertenencia a la UE, legalidad del proceso,…) empezaron a hacerse una vez convocadas las elecciones. La estrategia de contraataque parecía que la hacían mejor gentes de la sociedad civil por twitter que los partidos interesados. Foros de opinión como el Col.lectiu Emma, el Col.lectiu Wilson o Catalunta Demà, parecían tener más argumentos que el Govern o que ERC. Además, se menospreció la capacidad del Estado español de defenderse con herramientas poco ortodoxas o al margen de la ley. Las probabilidades de éxito de este proceso de independencia -algo cándido- han sido bajas. Para poder afrontar el proceso hacia un estado propio con garantías, hay que trabajar los contraataques mejor, tener argumentos más sólidos que el «España nos roba» (aunque sea verdad), y tener la parte internacional más cocinada. Hay que conocer mejor las probabilidades de la apuesta.

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Luego, hay que gestionar mejor el capital. En este proceso, los dos mayores activos han sido la manifestación del 11-S y el President Artur Mas. El problema es que habiendo consolidado el activo de la manifestación, Cataluña ha apostado a todo o nada con el President; y puede que lo haya perdido. Parte de la responsabilidad de esta apuesta es del propio Artur Mas y de sus estrategas de campaña. No han utilizado a otros activos de CIU, o de la sociedad Catalana; han apostado todo al President. Puggy Pearson siempre decía que nunca debías apostarlo todo en una apuesta incierta. Siempre hay que dejar algo de capital por si la apuesta sale mal. Puggy decía : «live to fight another day» (vive para luchar otro día).

Por último, Cataluña debe conocerse mejor a si misma. Tras 300 años de españolización, 40 de dictadura, y solamente 30 de libertades compartidas con España, y esa sensación de que había que perdonar tantos años de atropello, las sensibilidades hacia un proceso como el que se ha propuesto no se cambian en dos meses, ni en dos años. No es que se deba vencer a los que no opinan que Cataluña estaría mejor sin España; lo que hay que hacer es convencer que una Cataluña independiente no atropellaría derechos de los que no se sienten catalanes solamente. Seguramente, Cataluña ha caído en una sensación de auto confianza. Ha buscado todos los argumentos a favor de una tesis, neglectando los que aparecían en contra. Ha sufrido una escalada irracional de compromiso con una causa que no puede ser tomada como un calentón de final de verano. El independentismo es un movimiento tectónico de la clase media, y esto es la garantía que acabará precipitando, como lo han hecho todos los movimientos sociales y políticos que han incluido a la clase media.

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Mi admirado Jaume Barberà debería dejar de menospreciar a los «traders» y jugadores de póker, y pensar que para hacer apuestas de país se puede aprender de esos personajes que se pasan las horas haciendo apuestas. Según el gran Puggy Pearson: conócete a ti mismo, piensa en cuanto quieres apostar, y elige el momento cuando las probabilidades te sonrían.