Pese a que tengo opinión propia de cómo debería quedar el encaje de Cataluña y España, me gusta tomarme este periodo tan interesante de nuestra historia intentando ver de manera aséptica (no se consigue siempre) los procesos que se plantean. Hablamos del PIB, del Euro o de la deuda. Hoy intentaremos ver la independencia en relación a otros procesos de independencia en la historia.
Veamos algunos ejemplos de como se han planteado las independencias. Esto lo haremos, echando un ojo crítico a los textos de las Declaraciones de Independencia, que abundan en museos y archivos de todo mundo.
Estados Unidos
Quizá la más famosa, la más citada y la más envidiada. Se firmó en tiempos de las Guerras Revolucionarias Americanas, que fueron una reacción (entre otros) al hecho de que los habitantes del nuevo continente pagaban impuestos al rey Jorge III, pero no estaban representados en el Parlamento de Westminster. Los americanos, se organizaron en un Congreso y en el verano de 1776, decidieron declarar una serie de verdades evidentes en si mismas.
Cómo lo hicieron?
Primero, empezaron por declarar que cuando una serie de eventos crean la necesidad de romper lazos entre cierta gente y sus gobernantes, existe una ley de la tierra y una de Dios que les permitía erigirse como nación independiente. Aquí es difícil tomar ejemplo, ya que no me imagino a los catalanes apelando a leyes naturales o de Dios.
Luego pasaron a declarar cual era su ideal de un gobierno bueno y bondadoso con la gente, y que cualquier gobierno que no cumpliera con dichos principios debería ser “echado” (throw off). Bueno aquí ya tenemos dos cosas: 1. Que la independencia se puede (Dei gratia) y 2. Que hay una manera de hacer las cosas, y que si no se hacen, la gente puede independizarse.
Es este punto, cualquiera que se leyera a finales del siglo XVIII esta declaración, ya sospechaba lo que venía en el siguiente párrafo; los declarantes empezaron a enumerar los agravios a los que, según su opinión, la Inglaterra de Jorge III les sometía. Básicamente se pueden englobar en 5 categorías:
- Hacer leyes
- Impuestos abusivos
- Poder judicial,
- Preséncia del ejército
- Represión.
Bueno, aquí sí que hay cosas que nos suenan. La mayor parte de los problemas de Cataluña con el Reino de España son de las tres primeras categorías. Quién hace las leyes. Los estamentos judiciales, que por ejemplo fueron recortados del Estatut de 2006. Y finalmente, los impuestos.
Para ir acabando, Thomas Jefferson decidió concluir las causas de separación apelando a que los ingleses habían sido avisados de los problemas existentes, incluso atendiendo a los lazos comunes e implorando su magnanimidad i entendimiento hacía las reclamaciones de la colonia. Leyendo esta parte me viene a la memoria las palabras del President Montilla cuando hablaba de la desafección de los catalanes hacia el Reino de España.
Y finalmente, se declararon solemnemente independientes. Firmaron 56 delegados de todas las colonias, y destaca la enorme firma del presidente del Congreso, John Hancock, que dijo que era para que el Rey Jorge III la leyera bien. Hancock también exclamó al firmar, “hemos de colgar conjuntamente de este documento”, a lo que Benjamin Franklin replicó, “efectivamente, hemos de colgar juntos, o nos colgarán por separado”.
La Declaración americana no resolvió la independencia, ya que la guerra se alargó hasta 1783 y contó con la participación de media Europa. Sin embargo, tiene una estructura muy bien definida. Presenta un problema: la declaración apela a una justicia divina y a las leyes naturales de la tierra, la cual cosa deja mucho terreno gris. Tanto, que hubo que luchar 8 años más hasta ganar y ser independientes.
Escocia
Escocia ha firmado con el Reino Unido un documento que permitirá realizar un referéndum sobre la independencia de la primera respecto a la segunda en 2014. La cuestión escocesa viene de tiempos de Braveheart (no de Mel Gibson). En 1314 durante el reinado de Robert Bruce, los escoceses ganaron la decisiva batalla de Bannockburn que concluyó la Primera Guerra escocesa de Independencia. Obviamente, ni a los ingleses ni a su Rey, Eduardo II, no le hizo gracia alguna perder Escocia. También se excomulgó a Robert Bruce durante dichas guerras por haber matado a un noble inglés llamado John Comyn, en una reunión.
En aquella época, el que daba y quitaba razones era el Papa, por lo que los escoceses enviaron una carta al Papa Juan XXII en 1320, para declarar la independencia de Escocia e iniciar relaciones diplomáticas con la Santa Sede. Se conoce como la Declaración de Arbroath, y ha sido inspiración de muchas otras declaraciones, incluida la americana.
Las razones dadas por los escoceses fueron una exaltación de que Escocia había sido independiente y que por si había dudas, la independencia y la soberanía de la nación escocesa era una prerrogativa del pueblo de Escocia. Es inevitable pensar que en aquella época, la soberanía popular y los derechos de los pueblos, ni estaban, si se les esperaba; por lo que la legitimidad que se buscaba era la de Rey Robert Bruce, coronado 14 años antes en la Abadía de Scone. Inglaterra reconoció a Escocia en 1328 (Tratado de Nordhampton-Edimburgh).
Los escoceses han tenido una larga relación con sus vecinos de sur. De hecho, un rey de Escocia sucedió a Isabel I de Inglaterra, uniendo las dos coronas. Esta unión fue solamente de la corona, y no fue hasta 1707 (Acta de Unión) que Escocia e Inglaterra se unieron políticamente formando el Reino Unido de la Gran Bretaña.
En 1988, políticos escoceses (Grodon Brown y Alistair Darling, entre ellos) firmaron la “Reclamación de Derechos”, que declaraba el derecho del pueblo escocés a elegir la forma de gobierno que mejor cubriera sus necesidades. Una declaración lo suficientemente amplia para pedir muchas más cosas. Lo primero que pidieron fue un Parlamento de Escocia. En 1999 lo consiguieron y lo albergaron en un moderno complejo diseñado por el arquitecto catalán Enric Miralles, que a mi me parece que destroza el encanto de la zona de Holyrood. También declaraban el derecho a movilizar la opinión de los escoceses para tal propósito. Esto es muy interesante; no solo declaras que quieres más soberanía, sino que dices que tienes derecho a hacer propaganda. La gran ventaja de ser británico es que estas cosas se llevan con mucha más normalidad que en la península ibérica. Así pues, recientemente se ha acordado hacer un referéndum.
El caso escocés nos dice que por muy legendarias que sean las bases históricas para querer ser independiente, y por mucha historia común que se documente, al pueblo escocés de hoy (los vivos) se le reconoce un estatus que le otorga la capacidad de ser el soberano de su destino, tanto en el Reino Unido, como separado.
Ventanilla de la independencia.
Vistos algunos procesos y declaraciones anteriores, el problema está en que no hay un lugar muy definido de dónde presentarse con el “expediente de la independencia” debajo del brazo. Digamos que si el humorista Gila hiciera una parodia telefónica, podría ser algo así:
“¿Hola, es aquí lo de la independencia?”
“Pues es que me habían dicho que sí”
“¿Y no sabrá usted dónde, no?
“Es que habíamos pensado en ser independientes, y claro, era para avisar”
Esto es la caricatura que apunta a que toda declaración de independencia lleva asociada la creación de un estado nuevo, que necesita ser reconocido por otros estados o por algún ente superior o agrupación de estados.
En el caso de apelar a que te reconozcan otros estados, hay que ver que los que te reconozcan tengan un poco de “poder”, ya que sino te puede pasar como a Gracia, que se declaró independiente del Imperio Otomano en 1822; siendo Haití el primer estado en reconocerla inmediatamente, pero que tuvo que esperar 8 años hasta que la potencias europeas la reconocieran en el Tratado de Londres de 1830.
El caso de apelar a Dios, digamos que queda fuera de foco, aunque el Vaticano puede darte un trato preferente, puedes caer en la categoría de la Orden de San Juan de Malta o el Opus Dei. No creo que ni interese, ni solucione nada.
La ONU es una posibilidad. En julio de 2010, la Corte Internacional de Justica de la ONU declaró que la independencia es un derecho de los pueblos (http://www.icj-cij.org/docket/files/141/15987.pdf). El problema es que lo dijo al hablar de Kosovo, y puso como condición que todas las vías de entendimiento estuvieran agotadas. Aquí es fácil llegar a esa conclusión tras casi 10.000 muertos en combate.
La Unión Europea. Bueno, esto es como todo en Europa, que depende del calendario político, de las amenazas de veto, de las posiciones históricas, de los agricultores franceses, etc… Desde luego, carece de mecanismos por el momento, aunque supongo que el caso de Escocia creará tendencia.
Los EEUU. Estos sí que son efectivos. Si te reconocen como nación, las probabilidades de éxito son muy grandes. El problema es que la historia reciente dice que para ello es casi necesario que tengas una guerra, y que ellos te salven.
En fin, que para ser independiente sin guerras, hay que buscar la complicidad internacional necesaria para que cuando te pongas de acuerdo con el estado del que te quieres independizar, todos los países te reconozcan de inmediato. Y si luego quieres hacer un documento con letras medievales y apelar a los poderes de la tierra y a unas verdades evidentes en si mismas, lo haces, y cobras por visitarlo.